viernes, 10 de enero de 2014

Abraham Saba de España, en Portugal, 1497


Ahora también Portugal
ha cambiado.

En Guimarães,
el pregonero dijo
que todos los libros y las filacterias
tenían que entregarse
en la sinagoga de Lisboa
so pena de muerte.

Escuchamos,
y me quedé temblando.

Antes de llegar a la ciudad,
enterré los manuscritos –
mis últimas memorias de España-
bajo las raíces
de un olivo.

Esta mañana, un hombre
al que habían golpeado
con una correa
por no entregar
un libro de oraciones

fue pateado en el suelo
y llevado a la cárcel.
Aquí, en el patio
de la sinagoga mayor,
ninguno de nosotros sabe
qué pasará después

Autora: Jennifer Barber, Universidad de Suffolk (original en inglés)
Traducción al español: Jesús Jambrina, Viterbo University