Edición de Mantua, 1593 |
“Si quieres convertirte en sabio, debes incrementar el tiempo que pasas sentado”. Esto significa que debes pasar tiempo estudiando cuidadosamente las palabras del Libro. No es suficiente revisarlo una o dos veces. Por el contrario, estúdialo una y otra vez y cada vez que lo hagas verás algo “nuevo”. Esto es lo que el Chazal quiere decir cuando afirma: “Aquel que aprende 100 veces no es el mismo que quien aprende 101 vez”. Otra explicación posible (a la frase “Si quieres convertirte en sabio, debes incrementar el tiempo que pasas sentado”) es que debes pasar menos tiempo dedicado a tus negocios y más tiempo concentrado en tu aprendizaje. No debes dejarte distraer cuando estás aprendiendo, como ha dicho el Chazal (“no todo aquel que incrementa sus negocios se convierte en sabio”).
Mantén este principio: la causa
por la que no alcanzaste tu objetivo la primera vez fue porque hubo algo que te
bloqueó. Sólo con gran dificultad y mucho trabajo es posible alcanzar tu
objetivo. Por lo tanto, inténtalo de nuevo una y otra vez con rapidez y
agudeza. Si todavía no lo consigues, saca todas tus fuerzas para entenderlo y
dedica todas tus habilidades para alcanzarlo. El esfuerzo y la agudeza son una
necesidad en todas las cosas y aprender es imposible sin ello. También tienes
que pedir con todos tus fuerzas que Dios te ayude desde arriba.
A veces un pecado causa que una
cortina caiga en la mente de uno, haciendo que no se pueda entender. Por lo
tanto, dice el cabalista, confiesa (Vidui) e implora a Dios que Él debe darte
un corazón comprensivo. Si tienes éxito, no digas “es mi fuerza y la fuerza de
mi mano la que lo ha conseguido”. Esta idea es declarada al final del
Niddah. ¿Qué debe hacer una persona para convertirse en sabia? Aprende más y
dedícate menos a los negocios. La Gemara entonces pregunta: “muchos hicieron
esto pero no ayudó”. La Gemara responde: “Pide misericordia de Quien posee toda
la sabiduría”. Esto quiere decir que, aquel que intenta en serio pensar
profundamente para alcanzar cualquier
objetivo importante, y además confía en Dios, no en su propio razonamiento o su
fortaleza, será feliz. Alcanzará su deseo con la ayuda de Dios.
Un principio importante en el
pensar profundamente es examinar la palabra precisa. Indagar en las palabras
para determinar si hay algo extra o alguna repetición. También, comprobar si
hay algo nuevo en el tema o en la declaración. Profundiza y también pregunta en
cada cambio de lenguaje o ley o asunto. Trata de desarrollar un conocimiento de
las palabras de manera que cada una en cada parte del texto enseñe algo nuevo
que no podría ser entendido de otra manera. Debes comprender el tema desde su
raíz y encontrar todos sus límites –a dónde y a dónde no llega- hasta que lo
conozcas bien. ¿Cuál es el tema? ¿Cuál es su conflicto?
Al comienzo de tu examen
profundo (del texto de las escrituras) debes darte cuenta de que cada uno de
los hablantes involucrados, es decir, quienes preguntan y aquellos que
responden, son muy inteligentes. Todas sus declaraciones son muy bien pensadas.
Sus palabras no muestran falta de educación o falta de conocimiento. Esto es
exactamente lo que la Gemara dice: “¿Estamos lidiando con personas estúpidas?”
Por lo tanto, debes buscar en cada una de las declaraciones y ver si tienen
sentido. ¿Es lógico y sólido el razonamiento, o la evidencia es débil e
ilógica? ¿Te parece razonable? Analiza sus declaraciones y trata de entenderlas
apropiadamente.
Asegúrate de que entiendes la
lógica, y de que esta no está levantada sobre un razonamiento falso o carente de sustancia; que sus palabras no
fueron dichas sin cuidado. Por el contrario, que todas son “palabras del D…s
viviente”. Si algo falta, está en ti. Esto es lo que se quiere decir con la frase “¿Qué se suponía en el comienzo?
¿Y al final que se sabe?”. Una persona tiene que tratar de entender qué se
quiso decir al inicio y qué dijo al final.